Después de la puesta de Sol del 1 de septiembre, una luminiscencia rojiza excepcionalmente intensa inundó el paisaje nocturno del invierno chileno. Por encima de un mar de nubes y flanqueando la Vía Láctea, la luminiscencia atmosférica parece ondular y fluir a través del horizonte del norte en ondas atmosféricas. Con origen en una altitud similar a las auroras, la luminiscencia atmosférica, en cambio, es causada por la quimioluminiscencia, es decir, la producción de luz por excitación química. Esta luminiscencia atmosférica rojiza, tomada normalmente por las cámaras digitales sensibles con un color verdoso, proviene de las moléculas OH y los átomos de oxígeno en densidades muy bajas. En los últimos años se ha hecho presente a menudo durante las noches del hemisferio sur. Esa noche se veía a simple vista. En la parte superior está Antares y la Vía Láctea central, con la brillante estrella Arcturus a la izquierda.
Crédito de la imagen: Yuri Beletsky (Carnegie Las Campanas Observatory)
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