La temperatura del color
PorCuando tuve la gran la oportunidad de conversar sobre el Universo en una perfecta noche estrellada y con la Luna ausente, lejos de la polución lumínica de una gran ciudad, les decía a los que estaban conmigo, “miren el cielo, y observen cómo poco a poco empezarán a ver más y más estrellas” (al expandirse las pupilas y permitir la entrada de mayor cantidad de luz a nuestros ojos), luego de lo cual les señalaba diferentes estrellas, haciéndoles notar su diferente color, a lo que la gran mayoría no tenía la menor idea de que las estrellas “eran de colores”.
¿Y a qué se debe esto? A grandes rasgos, una estrella es una verdadera central nuclear que transforma hidrógeno en helio que, debido a las altas temperaturas y la gran presión presente en una estrella es posible; ahora, dependiendo de la cantidad de material presente en cada estrella, ésta alcanzará una temperatura. Por ejemplo la de nuestro Sol, una estrella de mediana edad, es aproximadamente de unos 5000 º C en la superficie y de color amarilla. Otra estrella, Antares, es una gigante roja en la etapa final de su vida, que es visible en esta época al caer la noche en el zenit en la constelación de Escorpión, y posee una temperatura superficial de unos 3600ªC aprox. Es decir, que es más “helada” que el Sol y tiene un color rojizo.
En el otro extremo se encuentra Sirio, una estrella joven, la más brillante del cielo, de un color blanco azulado y que tiene una temperatura superficial de unos 25200 º C
Podemos entonces establecer la siguiente relación: una estrella blanca azulada tiende a ser una estrella joven con mucha temperatura y, por otro lado, una estrella más rojiza nos dice que ya tiene una menor temperatura y que es más vieja.
Si en la llave del lavamanos el rojo es agua caliente y azul es agua helada, recuerde que para las estrellas en el Universo, esto es completamente al revés.
*En el centro de la imagen se aprecia el rojo característico de Antares, el corazón del Escorpión. Crédito de la imagen: Akira Fujii