Hay más materia en el espacio intergaláctico que en el interior de las propias galaxias

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Los enormes espacios que existen entre unas galaxias y otras pueden llegar a tener extensiones de millones de años luz. Baste citar como ejemplo que Andrómeda, la galaxia espiral vecina a nuestra Vía Láctea, que se encuentra a 2,5 millones de años luz de distancia. ¡Y es la que tenemos más cerca! Y aunque parezca que esos espacios están completamente vacíos, en realidad bullen de materia. Entre galaxias, de hecho, el espacio «vacío» contiene más materia que la que hay en la suma de todas las galaxias del Universo.

La densidad de esa materia, sin embargo, es muy pequeña. «Si tomamos un metro cúbico de espacio intergaláctico -asegura el astrónomo Michael Shull a la revista Live Science– apenas habría un único átomo en su interior. Pero cuando lo sumas todo, el resultado se encuentra en algún lugar entre el 50 y el 80% de toda la materia ordinaria que existe«.

Los científicos, además, saben que el medio intergaláctico, llamado IGM por sus siglas en inglés, está formado principalmente por hidrógeno ionizado (es decir, que ha perdido su electrón) y muy caliente, mezclado con pequeñas cantidades de elementos más pesados como carbono, oxígeno o silicio. Y aunque estos elementos por lo general no brillan lo suficiente como para observarlos directamente, los investigadores pueden detectar su presencia gracias a la «firma» que dejan en los rayos de luz que los atraviesan continuamente.

Restos de galaxias

Desde la pasada década de los 60, en efecto, cuando se descubrieron los primeros cuásares (galaxias activas extraordinariamente brillantes en el Universo lejano) los astrónomos se dieron cuenta de que a la luz que procedía de ellos «le faltaban algunas piezas». Piezas que habían sido absorbidas por «algo» que había entre el cuásar y los telescopios. Ese algo resultó ser, precisamente, el difuso gas que compone el IGM. En las décadas posteriores, los investigadores fueron descubriendo en el espacio intergaláctico vastas redes de filamentos hechos de gas y que, en conjunto, contienen más cantidad de materia que todas las galaxias combinadas.

Se considera probable que una parte de esa tenue materia proceda directamente del Big Bang, pero los elementos más pesados sugieren que por lo menos una parte de él procede de los restos de antiguas estrellas que explotaron. Restos que las galaxias, de alguna forma, expulsaron al medio intergaláctico.

¿Cómo es esto posible? Las regiones más remotas del IGM, en efecto, están y estarán para siempre aisladas de cualquier galaxia, cada vez más alejadas a medida que el Universo se expande. Pero en las regiones más pobladas puede que ese aislamiento no sea tan grande y que una porción del material generado por las galaxias acabe por llegar al espacio que las separa, y de ahí pase a integrarse de nuevo en otras galaxias. Algo que desempeña un importante papel en la vida y evolución de las propias galaxias.

Los científicos han calculado que debido a la gravedad galáctica, cada una de ellas acumula una cantidad de material «externo» equivalente, por lo menos, a una masa solar por año, que resulta que es aproximadamente la velocidad de formación de nuevas estrellas en nuestra Vía Láctea.

«El IGM -explica Shull- es el gas que alimenta a las galaxias para que formen nuevas estrellas. Si no hubiera nuevo gas cayendo en las galaxias, atraído por su gravedad, la formación de estrellas se detendría lentamente a medida que el propio gas disponible en la galaxia se fuera agotando».

Patadas gravitatorias

Sin embargo, y aunque ese gas esté por todas partes en el espacio intergaláctico, no es la única materia que existe allí. Los astrónomos, en efecto, han encontrado también estrellas completas. Bajo el nombre de estrellas errantes, o estrellas intergalácticas, se cree que estos astros han sido expulsados de sus galaxias de origen por «patadas gravitatorias» de agujeros negros o debido a la colisión de galaxias vecinas.

De hecho, esa población estelar que navega en el vacío puede ser bastante numerosa. Un estudio de 2012 publicado en The Astrophysical Journal reveló el hallazgo de 650 de estas estrellas solo en los bordes de la Vía Láctea. Según algunos cálculos, su número total podría ser de miles de millones.

Fuente: abc.es

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