Descubren el agujero negro supermasivo más lejano hasta ahora

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Apenas unos instantes después del Big Bang el Universo era una nube turbia y muy caliente de partículas súper energéticas que se expandía a una velocidad enorme. Y, según crecía, se iba enfriando poco a poco. Pero el Cosmos siguió en la oscuridad, sin ninguna fuente de luz, hasta que la gravedad condensó la materia para formar las primeras estrellas y galaxias. La energía liberada por esos cuerpos celestes primigenios provocó un fenómeno en el Universo llamado reionización, que consistió en hacer que cada átomo de hidrógeno neutro que circulaba por el Cosmos perdiese un electrón permitiendo así que los fotones circulasen libremente por el espacio. El Universo se convertía por primera vez en transparente al paso de la luz.

A nuestro planeta aún llegan los destellos de aquellas primeras fuentes lumínicas. Y gracias a ellos se siguen haciendo descubrimientos clave para entender los primeros pasos del Universo. La luz proveniente de un cuásar -uno de los objetos cósmicos más brillantes del Cosmos- ha permitido a un telescopio situado en el observatorio de Las Campanas de Chile encontrar el agujero negro supermasivo más lejano jamás descubierto, un sumidero cósmico de materia y luz de un tamaño superior a 800 millones de veces la masa del Sol.

Este descomunal agujero negro reside en un cuásar que se formó cuando el Universo tenía sólo 690 millones de años, un 5% de su edad actual, cuando el Cosmos estaba aún saliendo de su nacimiento en la oscuridad.

El hallazgo, realizado por un joven investigador chileno de la Carnegie Institution for Science (EEUU) y publicado en la revista Nature, pone en un apuro las teorías actuales sobre el crecimiento de estos objetos cósmicos. «Conseguir una masa como ésta en tan sólo 690 millones de años supone un reto enorme para las teorías científicas», reconoce el autor principal del descubrimiento, Eduardo Bañados, en un comunicado. Para explicar este rapidísimo crecimiento los físicos llevan años especulando sobre las condiciones que debería tener el universo joven para permitir la creación de agujeros negros de una masa 100.000 veces superior a la del Sol. Pero la realidad observable en el espacio actual es que los agujeros negros creados más recientemente apenas superan las tres o cuatro decenas de masas solares.

Los investigadores han logrado averiguar la edad de este agujero negro precisamente rastreando la gran cantidad de hidrógeno neutro presente en sus inmediaciones, una suerte de carbono 14 cósmico que ha permitido confirmar que se trata de una fuente de luz que proviene de los tiempos en los que el Universo aún estaba en pleno proceso de reionización. «Ésta fue la última gran transición del Cosmos y una de las fronteras actuales del conocimiento en Astrofísica», asegura Bañados.

Fuente: elmundo.es

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