La sonda espacial de la misión Cassini, de la NASA, capturó una imagen en la que aparece un pequeño cuerpo de hielo cerca de los anillos de Saturno. Según consideran los astrónomos, este descubrimiento podría tratarse de una nueva luna a la que ya han bautizado como Peggy. «No habíamos visto esto antes», cuenta Carl Murray principal coordinador de la investigación de la Universidad Quuen Mary de Londres. «Tal vez estamos siendo testigos de un nacimiento, donde un objeto está desprendiéndose del planeta para convertirse en un satélite», explica.
Las imágenes fueron tomadas el 15 de abril del pasado año y en ellas aparecen pequeñas perturbaciones en los anillos más antiguos de Saturno, situados en la parte más externa del planeta. Según cuentan los científicos en su investigación, publicada en la revista Icary, una de esas pequeñas perturbaciones en el relieve tiene forma de arco, cuyo brillo es superior al de su entorno (un 20% más). Además, los investigadores han encontrado inusuales protuberancias en las partes más ‘blandas’ de los anillos del satélite. A partir de estos datos, las principales conclusiones a las que han llegado es que tanto el arco como las protuberancias se producen por los efectos de la gravedad que actúan sobre los objetos que se encuentran cercanos entre sí. Sin embargo, consideran que el objeto no crecerá más. La NASA señaló que el tamaño de un satélite depende de la proximidad con el planeta, así que si la luna está más cerca de Saturno su tamaño es menor. Por ello los científicos calculan que probablemente «Peggy» no mide más de medio kilómetro de diámetro.
Una de las teorías más aceptadas en el mundo astronómico es que las lunas de Saturno se forman a partir de sus anillos y con «Peggy» podría estar pasando lo mismo. A medida que pase el tiempo, las rocas que forman este arco acabarán por desprenderse de los anilllos y acabarán orbitando alrededor de Saturno. Si esta teoría se confirma, el proceso de formación y del movimiento orbital ayudarían a comprender cómo se forman los satélites de hielo de Saturno, incluyendo aquellos como Encélado y Titán que podrían albergar océanos en su interior. Incluso ayudarían a conocer cómo la Tierra y otros planetas del Sistema Solar se formaron y llegaron con el paso del tiempo a distanciarse del Sol.
«Presenciar el posible nacimiento de una pequeña luna es algo increíble, un evento inesperado», cuenta entusiasmada Linda Spilker una de las investigadoras que ha participado en el proyecto Cassini del Jet Propulsion Lab de la NASA. Según cuenta, la sonda espacial tendrá una nueva oportunidad de estudiar más a fondo a «Peggy» ya que pasará cerca de los anillos del planeta en el año 2016. «La teoría cuenta que Saturno hace mucho tiempo tenía anillos más masivos capaces de dar lugar a grandes lunas«, cuenta Murray. Así, poco a poco, los anillos se van desgastando. De acuerdo a la NASA, es posible que los anillos de Saturno se hayan desgastado demasiado como para dar lugar a nuevas lunas y que, tal vez, sea «Peggy» uno de los últimos satélites que nazcan de sus anillos.
Fuente: elmundo.es